La nieta del señor Linh: exilio, identidad, soledad, supervivencia y amistad

El blog Deshojando Libros me incluyó hace unos días en su Reto lector 2019 de superpoderes. Me tocó el mes de enero y el poder de la supervelocidad que consistía en reseñar un libro corto (de 150 páginas o menos).

En ese momento estaba en casa de mi madre celebrando la Navidad, donde tengo una biblioteca con libros de toda mi vida. Me puse a buscar entre los finitos, a ver si había alguno que me apeteciera releer y analizar, y ahí estaba, «La nieta del señor Linh», la fábula del 2006 que tanto me había gustado cuando me la regaló una de mis primas, también por Navidad. Cumplía los requisitos: 126 páginas. Además, a pesar de los años que han pasado desde su publicación, la temática que aborda no podría ser de mayor actualidad. Así que, lápiz en mano, empecé su lectura de nuevo.

Esta vez la experiencia ha sido muy diferente, porque ya conocía el secreto que se desvela al final, lo que me ha permitido recrearme con una mirada distinta en lo que me pasó desapercibido en la primera lectura y disfrutar de la historia con otra perspectiva.

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«Un anciano en la popa de un barco. En los brazos sostiene una maleta ligera y a una criatura, todavía más ligera. El anciano se llama Linh. Es el único que lo sabe, porque el resto de las personas que lo sabían están muertas».

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El autor: Philippe Claudel

Este es el primer párrafo. Brutal. En él, Philippe Claudel nos presenta al protagonista, el señor Linh, que huye de la guerra junto a su nieta Sang Diu en un barco que los llevará a un país nuevo, lejano, occidental, donde la etiqueta de «refugiados» se les pegará en la frente.

El señor Linh ha visto morir a su familia, ha visto su aldea destruida y sus vecinos masacrados; querría quedarse en su país, aunque ello significara morir, pero tiene la obligación de salvar a su única nieta, un bebé de pocas semanas, por lo que decide embarcarse hacia ese mundo desconocido que le acoge, a veces lleno de hostilidades, a veces con una mano amiga sobre el hombro.


PRIMERAS SEMANAS DE EXILIO

Miedo, frío y nostalgia

Una vez en tierra, las trabajadoras sociales conducen al señor Linh y a su nieta a un piso para refugiados. Allí, compartirá habitación con otras dos familias de su país que resultan muy desagradables, por lo que solo entablará con ellas una relación cortés, como mandan sus tradiciones.

Empieza la soledad del anciano, que deambula por las calles con varias capas de ropa y la pequeña en brazos, en busca de olores, sabores y sonidos que le transporten a su aldea querida; pero descubre que ese lugar no huele a nada, que los ruidos de coches y gente apresurada invaden la ciudad y que la sopa, como el aire, «no tiene auténtico olor, auténtico sabor«. La necesidad de escuchar su propia voz y la cadencia de su lengua le lleva a entonar una nana que cobrará vida en el libro cada vez que el señor Linh necesite traer al presente su hogar y recuperar la esperanza:

«La mañana siempre vuelve, siempre vuelve con su luz, siempre hay un nuevo día, y un día serás madre tú».   


EL HOMBRE GORDO

Compañía, amistad y consuelo

La suerte del señor Linh cambia cuando decide sentarse en un banco frente al parque, el mismo en el que Bark, un hombre grande que fuma sin parar, se sienta cada día a recordar a su esposa fallecida. Entre los dos hombres nacerá una complicidad que no precisa palabras, que se fortalecerá a base del tono y los gestos, de las sonrisas, los detalles y la calidez de una mano sobre un hombro.

Juntos recorrerán la ciudad, visitarán cafés y restaurantes, se contarán sus historias sin comprender las palabras pero entendiendo el dolor. Por fin, Bark encontrará un amigo con el que compartir momentos olvidados desde que enviudó. Por fin, el señor Linh empezará a sentirse a gusto en ese país extraño. Por fin, el invierno está terminando y gracias a su amigo encontrará olores, sabores y sonidos en la ciudad.


EL ASILO

Encierro, alienación y pérdida de identidad

Tras varios meses, la estancia en el piso de refugiados llega a su fin y al señor Linh y a su nieta los trasladan a un asilo a las afueras de la ciudad. El señor Linh no tiene tiempo de avisar a su amigo del cambio de domicilio.

Comienza aquí una denuncia de la burocracia deshumanizada y de la situación de los viejos de occidente, aparcados en residencias que fomentan la alienación y la pérdida de identidad:

» Lo más chocante de su nuevo hogar es que todos visten exactamente igual pero muestran una absoluta indiferencia hacia los demás».

El señor Linh se desespera cuando comprende que no podrá reunirse con su amigo, el hombre gordo, ya que no le permiten salir de allí. Ahora, no solo está triste por haber perdido su país, su aldea, su familia; ahora también ha perdido a su único amigo y comienza a sentir un vacío existencial que solo combate porque «tiene a su nieta y debe ser fuerte por ella«.

Por su parte, el señor Bark espera cada día al señor Linh en el banco, aunque sabe que lo han trasladado a algún lugar.


EN BUSCA DEL SEÑOR GORDO

Decisión, humillación y sorpresa

Pero el señor Linh no está dispuesto a pudrirse en ese sitio, «Ha sobrevivido al hambre y a la guerra. Ha cruzado los mares. Es invencible«. Se aventura a recorrer la ciudad, se pierde, le humillan, se desespera, todo para reunirse con el único amigo que ha encontrado en ese país.

Esta última aventura del señor Linh nos llevará a un desenlace que es toda una sorpresa. Uno de esos finales que coloca las incógnitas en su sitio, que da un nuevo sentido a la historia y que esconde una ternura infinita.

«Puede que la vida sea también esto. De vez en cuando un milagro, oro y risas, y de nuevo la esperanza cuando crees que a tu alrededor todo es destrucción y silencio».  


  • ¿Has leído el libro? ¿Qué te pareció el final? ¿Lo esperabas o te sorprendió igual que a mí?
  • Esta historia se ha adaptado al teatro, aún no he tenido el placer de verla, si la has visto, coméntame tus impresiones en los comentarios.
  • Puedes adquirir el libro AQUÍ

 

7 comentarios en “La nieta del señor Linh: exilio, identidad, soledad, supervivencia y amistad

  1. Pingback: Reto lector 2019 – Deshojando libros

    • Así es, una novela que muestra los horrores que construimos y la necesidad de encontrar un motivo para seguir y disfrutar a pesar de todo. Me alegro de que te haya gustado. Muchas gracias por pensar en mí para la iniciativa. Nos leemos.

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