El molinillo de café tritura los granos y esparce un olor delicioso por el bar, también activa su viaje en el tiempo hacia las antípodas, donde volaba aviones de combate y cazaba tesoros en las estrellas. Se mira en el espejo, como no reconoce al señor de melena blanca, cierra los ojos y lo narra en alto.
Nadie entra cuando él está, el «loco» molesta; mejor, me gusta escucharlo sin interrupciones, sus sueños aplacan mi aburrimiento; aunque si el bar está lleno, le niego la cerveza, lo comprende y se despide llamándome señorita, es el único que lo hace.
Participo otro mes más en el reto Escribir jugando de El blog de Lídia. Además de la fotografía y el cofre/tesoro, como reto opcional puede aparecer la palabra sueño/s (99 palabras sin contar el título).
Esta carta me recordó desde el primer momento a una persona que venía de vez en cuando al bar donde trabajaba en mis tiempos de camarera (tropecientos años atrás). Para él va este micro.
¡Qué bonito, Laura! Es muy evocador… casi he podido oler ese café recién molido y el ambiente de ese bar prácticamente vacío lleno de sueños salidos de las historias de ese anciano. «Loco», si hubiera más «locos» como este, el mundo estaría mejor y mucho más cuerdo.
Precioso.
Muchas gracias por participar en el reto.
Un abrazo y buenas noches 🙂
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Muchas gracias, Lídia, qué bien que te haya parecido evocador. Desde luego, hay «locos» que tienen mucho que decir a los «cuerdos». Un abrazo y buenos días 😉
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Pingback: EJ: Creaciones participantes | El Blog de Lídia
Que bello, me ha entrado un sucio en un ojo… y se me ha cerrado la garganta!
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¡Muchas gracias! Me alegro de que te haya emocionado esta pequeña historia. Un abrazo.
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